EL FUEGO DEL DRAGON
BOLETIN MENSUAL DE OVNILOGIA
Nº 139 – Marzo de 2010
Editado por Carlos Alberto Iurchuk
La Plata – Argentina
"El Dragón Invisible"
http://dragoninvisible.com.ar/
Se permite la reproducción parcial o total, por cualquier medio, de los artículos presentados en este boletín. Si así se hiciere, se agradecerá la notificación al autor del artículo y al editor del boletín.
Mutilaciones de ganado: B. Ann Slate y la matanza en las praderas
(Segunda parte)
Scott Corrales
Bradford – Estados Unidos
lornis1@earthlink.net
B. Ann Slate colaboraba con Stanton Friedman, el paladín del caso Roswell, y creía no sólo en la procedencia interplanetaria de los ovnis, sino también que los alienígenas requerían infusiones de sangre para contrarrestar los efectos de los viajes espaciales. Esta creencia se fundamentaba en los hallazgos del personal médico de la NASA, que informaban que los glóbulos rojos de nuestros astronautas mermaban a consecuencia de la falta de gravedad en el espacio.
"¿Son suficientemente pequeños los becerros como para ser llevados a bordo de una nave espacial como fuente de hemoglobina, mientras que la nave se encuentre dentro de la atmósfera terrestre? Y al culminar la "visita", ¿arrojarán los cadáveres a tierra, devolviendo los especímenes a sus propietarios?"
Esta conjetura puede ser ofensiva para algunos, principalmente aquellos que creen que los tripulantes de los maravillosos platillos volantes son nuestros "hermanos mayores" de cabellera rubia y nombres griegos, y para los que rechazan de lleno la posibilidad de que el fenómeno de las mutilaciones de ganado tenga que ver lo más mínimo con extraterrestres. En consonancia con los cánones del periodismo, Slate presentaba en su trabajo las otras posibilidades que se sopesaban en aquel momento, sobre todo la más inquietante: la posibilidad de que la masacre de animales fuese obra del gobierno federal de los Estados Unidos.
Esta hipótesis estaba siendo cultivada por investigadores como Peter A. Jordan, cuyas entrevistas con Manuel Gómez, Gabe Valdéz y otro protagonistas del fenómeno de las mutilaciones han figurado en numerosas revistas y libros sobre el asunto, y también por Seymour Hersh, de renombre internacional por haber destapado la masacre de My Lai durante la guerra de Vietnam, lo que le mereció el premio Pulitzer en 1970.
Hersh estaba convencido de que el ejército estaba utilizando las vacas en el "midwest" estadounidense con dos fines distintos: para someter a prueba sus gases paralizantes y otros "agentes nerviosos" con fines bélicos, y tal vez lo más importante – perfeccionar sus armas láser con fines estratégicos.
"Durante la investigación de un caso de mutilaciones de ganado", prosigue Slate, "un comisario del estado de Colorado descubrió una mochila militar con bisturí, guantes quirúrgicos, y el pene de un toro. La suposición fue que estos materiales fueron depositados deliberadamente para crear confusión. Tal vez no haya sido así. Tal vez estos implementos representaron el primer paso hacia la respuesta, aunque nadie lo haya reconocido al instante.
"El gas nervioso funciona de la siguiente forma. Los músculos voluntarios caen en un estado de vibración antes de quedar paralizados. Las pupilas, la vejiga y el canal alimenticio (el canal entre la boca y el ano) se contraen, se produce la erección del pene, hay secreciones las glándulas lacrimales y salivarias, y se reduce la palpitación cardiaca. La muerte sobreviene por lo general debido a la asfixia, motivada por la parálisis de los músculos respiratorios.
"Resulta curioso entonces que en las mutilaciones de ganado, la mayor parte de los órganos descritos anteriormente sean los que faltan. ¿Sería posible que estos especímenes, sometidos a prueba mediante autopsia, revelarían que se ha realizado una prueba de gas nervioso?
"Y luego tenemos el arma radiactiva más importante del siglo XX – el láser – cuyas investigaciones permanecen altamente clasificadas. Se sabe que la unidad de pruebas móviles del Army Missile Command tiene la misión de "investigar la factibilidad del uso de los láseres en una variedad de fines militares".
"La revista Aviation Week & Space Technology (Sep. 8 1975) manifiesta: En semanas recientes, el Army Missile Command ha otorgado contratos para la investigación de dos aplicaciones de rayo láser – HEMLAW (armas láser montadas en helicópteros), cuyo contrato fue otorgado a Bell Aerospace, TRW y Boeing, e INLAW (arma láser de infantería), otorgado a AiResearch, General Electric y Hughes Aircraft. El Ejército no divulgará mas información sobre las metas del proyecto, salvo la indicación de que estos estudios forman parte de sus investigaciones sobre los rayos láser de alga energía".
Los múltiples usos del increíble rayo láser son tema de numerosos artículos que van desde aplicaciones industriales hasta el uso del rayo láser en procedimientos médicos que permiten realizar la cirugía sin derramar sangre. El láser puede cauterizar ulceraciones sangrantes sin abrir la piel quirúrgicamente, y rebanar cualquier porción de la piel sin desangramiento.
"Las mutilaciones son iguales que el año pasado, pero ahora se llevan pedazos de piel", declaró el comisario Tex Graves de Sterling, Colorado, en Octubre de 1976. "Nos dicen que los depredadores tienen la culpa. ¡Depredadores! Bueno, este es mi rancho y estas tierras son de ganadería. Todo mi personal creció en granjas y en ranchos. Sabemos lo que puede hacer un depredador. Hemos visto estas mutilaciones y no hay forma [de que sea obra de depredadores]". El comisario Graves es un policía iracundo que ha dicho que no declarará ningún caso de mutilación cerrado "hasta que no se descubran los responsables".
Aunque todos estamos familiarizados de sobra con los láseres, no sólo como entretenimiento en nuestras discotecas, sino como herramientas en los quirófanos de hospitales y consultorios privados, o hasta como juguete, este no era el caso a mediados de los ’70. Hasta los rayos láser portátiles, cuya existencia no fue dada a conocer hasta mediados de los ’80, pueden haber jugado parte en estas mutilaciones, si efectivamente fueron obra del gobierno.
B. Ann Slate escribiría otros artículos posteriores sobre el tema de las mutilaciones de ganado, pero ninguno de ellos con la cantidad de información aportada en este. Su libro sobre el tema, si es que llegó a pensar en reunir todas sus investigaciones en un sólo volumen, se quedaría en el tintero.
Entrevista a Moisés Garrido Vázquez
Mirta Cristina Rodríguez Corderí
Buenos Aires – Argentina
mirtacristinarodriguez@gmail.com
Entrevista publicada en: http://dosmentesideaymedia.blogspot.com/
MOISÉS GARRIDO VÁZQUEZ (Huelva, 1966) lleva tres décadas investigando los fenómenos anómalos (espiritismo, parapsicología, ovnis, milagros...). Ha sido directivo de diversas asociaciones especializadas en el estudio de los sucesos inexplicados, como el C.E.U.P. (Centro de Estudios Ufológicos y Parapsicológicos), el G.E.I.F.O. (Grupo Español de Investigación del Fenómeno Ovni – Delegación de Huelva) y la Sociedad "Andrómeda" de Sevilla. Fue corresponsal de las extintas revistas especializadas KARMA-7 y ESPACIO Y TIEMPO. Actualmente publica sus trabajos en MÁS ALLÁ DE LA CIENCIA y ENIGMAS. Colaborador en prensa y radio. Ha escrito más de 300 artículos y reportajes periodísticos sobre misterios en general. Autor de los libros "El negocio de la Virgen" (Nowtilus, 2004) y "El negocio de la fe" (América Ibérica, 2007). Interesado por las cuestiones científicas, filosóficas y religiosas crea a principios de 2009 el blog "La Sombra de Chárvaka" (http://lasombradecharvaka.blogspot.com/), un rincón virtual para el debate crítico sobre estos apasionantes asuntos. Acaba de finalizar un extenso libro sobre los fenómenos anómalos, exponiendo el resultado de sus investigaciones y reflexiones.
- ¿Cuál consideras la puerta de entrada o el punto alfa de tus investigaciones en el mundo del misterio?
- Yo me adentré en el mundo del misterio, como tantos otros investigadores, a través del espiritismo, y más concretamente a través de la oui-ja. A los 16 años, en el instituto, conocí a Fernando García y Raúl Ortega que fueron compañeros de clase. Nos aficionamos a las prácticas espiritistas y lo que comenzó siendo un juego pronto se transformó en una gran curiosidad, en una necesidad vital de saber si realmente era posible establecer comunicación con los supuestos espíritus. El tema me lo tomé tan en serio que comencé a devorar toda la literatura existente sobre espiritismo, como las obras de Allan Kardec. De la oui-ja pasé a realizar psicofonías, a frecuentar sesiones con médiums, a cartearme con otros interesados, a afiliarme a grupos de temáticas espiritistas y esotéricas... Casi sin darme cuenta, me fui metiendo en el mundo de lo inexplicable, estudiando parapsicología.
Con el paso de los años, dejé de creer en la comunicación con los muertos, pero aquello fue mi bautismo de fuego. Y si hoy estoy aquí, consagrado a estos temas, se lo debo a todo lo que viví en aquella inolvidable etapa adolescente de mi vida, en la que el espiritismo significó tanto y en la que todo lo vivía con gran entusiasmo. No obstante, ya en mí existía plantada una semilla. Recuerdo que desde pequeño me interesaba más observar el cielo, filosofar sobre la vida y la muerte, ver los programas de Jiménez del Oso en televisión y leer libros sobre la prehistoria y sobre el cosmos, que entretenerme en dar patadas a un balón. Desde muy temprana edad llevaba un filósofo en mi interior y es normal que al descubrir el fascinante mundo de los enigmas me metiera de cabeza en él. Aquello, de algún modo, dio sentido a mi existencia.
- De los diversos campos disciplinarios que abarcas, ¿cuál es el que te fascina o te atrae más y por qué?
- Para una mente inquieta como la mía, todos. Es más, yo observo que todo está interrelacionado y no me es posible hacer distinción. Ya sabes que mis temas fuertes han sido la parapsicología y la ufología. Sin embargo, en los años noventa del pasado siglo fui en España uno de los impulsores de la "paraufología", siguiendo la estela de Ignacio Darnaude y José Mª Casas-Huguet. Se trata de una disciplina a caballo entre lo paranormal y los OVNIs, según la cual las experiencias ufológicas vienen acompañadas muchas veces de elementos parapsicológicos. Los testigos OVNIs, sobre todo de encuentros cercanos, suelen desarrollar ciertas facultades psi o ya las tenían previamente. Los OVNIs como despertador de la conciencia. Por tanto, estamos ante piezas de un mismo puzzle. Me interesa lo paranormal, los ovnis… pero también la cosmología, la neurociencia, la física teórica, la psicología transpersonal, la filosofía… Si tienes un verdadero afán de conocimiento, como ocurre en mi caso, necesariamente te tienes que sentir atraído por todo aquello que arroje luz sobre los misterios del Cosmos y del Hombre, que de alguna manera lo abarcan todo. Un tema te lleva obligatoriamente a otro. El camino es largo y con muchas bifurcaciones. Bien es cierto que por el camino vas dejando cosas. Ya las prácticas espiritistas no me interesan nada. Pero creo que quien se adentra en estos temas debe tocar todos los palos, interesándose por el estudio y la investigación de un sinfín de asuntos. A la larga, esa experiencia acumulada te vale de mucho, siempre y cuando te enriquezcas intelectualmente y adquieras un buen nivel de conocimientos científicos y psicológicos.
- ¿Qué queda del adolescente que jugaba con la oui-ja? Cuéntame de tus sueños e ilusiones en esa época.
- De alguna manera ya te lo he respondido anteriormente. Aquellas primeras incursiones en el mundo del misterio las vivía con tremenda pasión, con curiosidad, con asombro, con miedo en ocasiones ante lo desconocido, porque a veces ocurrían cosas que escapaban a nuestro control… A pesar de mi actual escepticismo, sigo manteniendo una gran pasión a la hora de explorar el misterio. Continúa siendo el epicentro de mi vida y, como siempre, suelo sacrificar otras cosas, como ratos de ocio, para que nada obstaculice el objetivo que me he marcado en la vida, pues no existe nada que me llene tanto. Sigo también escribiendo sobre estos temas en revistas especializadas. Además, he finalizado recientemente un libro dedicado a los fenómenos anómalos en general, dando buena cuenta de casos, hipótesis, etc. Condensando en dicha obra mis ideas, mis reflexiones, mis investigaciones… El hecho de que actualmente enfoque estos temas desde un punto de vista más crítico que antes, resultado lógico de los conocimientos que uno va adquiriendo durante el transcurso del tiempo y de las conclusiones de las propias investigaciones, no significa que mi interés haya disminuido. Posiblemente, hoy me centre más en la filosofía que en la parapsicología, en las obras de Jung que en las del doctor Rhine, en los libros de física teórica que en los de OVNIs, pero como te dije antes, todo conocimiento adquirido sobre otras materias al final me sirve de excelente complemento para aplicarlo luego al terreno de los fenómenos anómalos, en el que sigo investigando cuando me llegan casos con un alto índice de extrañeza, pues soy mucho más exigente en ese sentido. De hecho, la mayoría de estudiosos adolecen de una buena base filosófica y científica. A estas alturas, hacen falta más pensadores y mentes científicas que meros recopiladores de casos y gente que se entretiene en buscar fantasmas en cementerios, pues al final no saben qué hacer con el material recogido, que por otro lado casi siempre suele ser insignificante, ya que, desgraciadamente, la mayoría de los que se adentran en estas temáticas pecan de excesiva credulidad y cualquier mínima cosa, un simple reflejo de luz, la convierten en una gran prueba paranormal. Precisamente, en cuanto a creencias e ingenuidad queda muy poco de aquel adolescente atraído por el espiritismo, el esoterismo, la Misión Rama, etc. La madurez que dan los años, el cúmulo de estudios e investigaciones y el descubrimiento de tantísimos fraudes -la asignatura pendiente del mundo del misterio-, me han conducido necesariamente hacia un sano escepticismo.
- ¿Qué extrañas del Moisés que sostenía la "Hipótesis Extraterrestre"? ¿Qué le dirías hoy?
- No extraño nada de aquél Moisés y le diría simplemente que le faltaba información. Cuando profundizamos en el tema OVNI, cuando analizamos a fondo la casuística, cuando manejamos otras hipótesis y tenemos conciencia de lo que significa desde un punto de vista astronáutico -que no astronómico, porque estoy convencido de que existe vida en otros mundos- una eventual visita de seres procedentes de otros planetas -con todo lo que ello conllevaría a escala mundial-, la HET se cae por su propio peso. La sociedad se plantea el tema OVNI desde dos posturas abiertamente enfrentadas: o existen o no existen. Y si existen son de otro planeta. Eso es todo. Y así también enfoqué el problema cuando comencé a estudiarlo, influido qué duda cabe por la literatura pro-HET de la época. Luego fui observando que el asunto es más complejo y que tiene elementos arquetípicos, oníricos, absurdos… Los abducidos parecen protagonizar más bien una especie de "estado alterado de conciencia". Podríamos estar hablando de visiones relacionadas con la epilepsia del lóbulo temporal. La apariencia de los ufonautas, de acuerdo a las descripciones de los testigos, es sospechosamente humana. Hasta respiran nuestra atmósfera y se comunican fácilmente con nosotros. Creo que proyectamos en ellos una visión futurista de nosotros mismos. Algunos nos traen mensajes redentores y otros nos secuestran. Unos tienen rasgos angelicales y otros demoníacos. El interior de las naves nos recuerda el aspecto de un quirófano. Incluso el instrumental que emplean es similar. Hay muchos elementos propios de la ciencia-ficción, que planteaba estas mismas cuestiones décadas antes de que floreciera el tema OVNI a mitad del siglo XX. Muchos relatos ufológicos nos recuerdan antiguas crónicas sobre duendes, hadas, íncubos, etc. A eso hay que añadirle, como ya señalé antes, las implicaciones paranormales que presentan algunos casos. Yo creo que estamos ante algo parafísico o, más bien, ante un mito tremendamente complejo que se reactualiza por épocas. Sea lo que sea, me parece que el factor humano es el epicentro de estas historias, no las presuntas naves avistadas. El testigo no es algo independiente del fenómeno observado. Jung ya tuvo en cuenta estos elementos, considerando que los OVNIs son de naturaleza psicoide, con una gran carga emocional detrás. Cuando tomé conciencia de todo ello, fue cuando dejé de defender la HET, considerándola inviable, aparte de la falta de pruebas concluyentes sobre la misma, después de sesenta años de investigación ufológica. Por eso hoy considero fundamental enfocar el tema OVNI desde planteamientos psicosociológicos, por mucho que nos pese, aunque mantengamos la posibilidad de que exista un estímulo externo real. En ese sentido, me merece mucho respeto la escuela francesa, con ufólogos escépticos como Monnerie, Pinvidic y Maugé a la cabeza.
- ¿Has pasado alguna "noche oscura del alma"?
- Pues sí. ¿Y quién no? Estos temas suponen bastante sacrificio, aunque por otro lado te den mucha satisfacción y te enriquezcan intelectualmente, muchísimo más que lo que puedas aprender en una carrera universitaria. Te dedicas en cuerpo y alma, es una entrega total, vives por y para el tema, que no del tema. Lees un montón, conoces a mucha gente, no paras de estudiar, de robar horas de sueño. Llega un momento en que necesitas parar, descansar… Cuando estás harto de descubrir fraudes, de no encontrar evidencias incuestionables, de toparte con tantos crédulos y sinvergüenzas, se te pasa por la cabeza tirar la toalla. Olvidarte por un tiempo de estos temas o verlos desde fuera, no implicándote tanto. Una de esas "noches oscuras" la atravesé hace cinco años. Poco después de salir a la luz mi libro "El negocio de la Virgen", donde daba buena cuenta de los montajes aparicionistas. Coincidió con el replanteamiento de mi agnosticismo que derivó finalmente en mi actual ateísmo, con un resquebrajamiento de muchas de mis antiguas ideas y creencias. Fue un período de bastante reflexión interior, de constante estudio filosófico y científico. Puse sobre la mesa aquellas ideas que uno defiende por inercia respecto a lo paranormal y los OVNIs, y me di cuenta de que se fundamentaban más en creencias que en evidencias. Hice un examen de aquellas hipótesis más defendidas por los ufólogos y parapsicólogos, descubriendo que son precisamente las que contienen más referentes animistas. Eso me hizo pensar que normalmente no interesa enfocar esos temas desde una vertiente científica, sino cuasi-religiosa. Mucha gente se acerca a la parapsicología no con un afán científico, sino con la imperiosa necesidad de encontrar supuestas evidencias de una vida post-mortem, de la existencia de algo trascendental. Pero luego no investigan. Se instalan cómodamente en estos temas y punto. Lo paranormal lo convierten en una especie de sucedáneo religioso. El tema OVNI igual. Ya sabes cuánta gente se identifica con el mensaje contactista. No les interesa averiguar qué son los OVNIs. Ya los tienen de sobra identificados… Son ni más ni menos que nuestros "Hermanos Cósmicos" que vienen a echarnos una mano. Lástima que nunca estén donde más se le necesitan, como por ejemplo, en Haití o en Chile. Los extraterrestres son los nuevos dioses de Acuario. Hay una gran carga milenarista y mesiánica detrás del fenómeno OVNI. Por estas y otras razones, uno decide en algún momento dejar estos temas, porque crees que de nada sirve enfocarlos racionalmente. La gente seguirá confundiendo deseo con realidad… No obstante, resulta difícil dejarlos para siempre. Te tomas cierto descanso, pero al final, vuelves aunque te hayas vuelto escéptico. Te das cuenta de que puedes seguir aportando mucho, aunque ya no te identifiques con la corriente ortodoxa o crédula. Esto lo llevamos grabado a fuego en lo más profundo de nuestro ser. Es un contrato vitalicio. No hay nada que me llene más en la vida. Cada uno está llamado para hacer algo. Y mi vida no la entiendo sin el misterio.
- ¿Cómo pasaste de la creencia al agnosticismo y de éste al ateísmo? Explica los estados emocionales asociados a esa transformación en ti.
- Quizá sea la pregunta más difícil de responder, porque son procesos muy personales, de reflexión interior y que ni siquiera compartes con tu familia. Nunca he sido especialmente una persona de fe, sino más bien de profundas dudas. En todo caso, creía en un Dios como el que planteaba el filósofo Spinoza. Una especie de panteísmo, una Inteligencia Cósmica que impregna el Universo y la Vida, la Naturaleza en su conjunto. Ya sabes, aquello de "Deus sive Natura". Desde que tuve uso de razón, no me convenció el Dios de la revelación que nos presentan religiones como la judeocristiana. El Yahvé bíblico me parecía un impresentable y no podía entender que la gente creyera en un ser tan cruel y perverso, creado más bien a imagen y semejanza nuestra. Por otro lado, la existencia del mal en el mundo me ha hecho dudar siempre de la existencia de un Dios todopoderoso y misericordioso. Luego, la falta de evidencias. Es más, la fe es contraria a la razón, por mucho que ciertos teólogos sesudos digan lo contrario y saquen a colación la tan manida escolástica. El conocimiento siempre me atrajo más que la fe. Pronto reconocí que la idea de Dios no se sustentaba sobre nada sólido, sino que pertenece al reino de la imaginación. No hay más que ver los débiles argumentos de los creacionistas. A Dios no lo mató Nietzsche, lo mató Darwin con su magistral teoría de la evolución. No obstante, de cara a la galería, me definía como agnóstico, aunque en lo más profundo de mi ser la idea de Dios me parecía tan absurda como ridícula. Conforme me aproximaba a las ideas científicas rechazaba más la idea de Dios. Las experiencias visionarias, los estados místicos, la devoción religiosa… Todo eso tiene explicación racional. La fe se hereda culturalmente, es algo que nos inyectan desde pequeño, no es ningún don divino. Hoy, la neurología estudia las estructuras cerebrales que potencian las experiencias místicas e incluso la fe religiosa. Estoy cada vez más convencido de que la fe ha servido como mecanismo de defensa para mitigar el temor a la muerte. Nos angustia la idea de que algún día desapareceremos para siempre. La religión cumple, por tanto, una función consoladora. De ahí que el sentimiento religioso, que comenzó a aflorar en el Hombre de Neanderthal con el pensamiento mágico, esté tan arraigado en la naturaleza humana, formando ya parte de la evolución cognitiva. ¡Cuánta razón tenía el filósofo Lucrecio al decir que "el miedo engendra dioses"!... Por eso, a los creyentes les cabrea tanto que algunos hablemos abiertamente de ateísmo y no seamos temerosos de Dios como lo son ellos. Se sienten ofendidos. A los ateos, en cambio, nos ofenden las barbaridades que se siguen diciendo y cometiendo en nombre de Dios… Las religiones no han hecho de este mundo un lugar más habitable. Al contrario, han potenciado la división entre los hombres. Además, son intolerantes, dogmáticas, misóginas…
De todos modos, mi crítica a la religión y a la idea de Dios la fundamento, principalmente, desde mi defensa del materialismo filosófico. Por tanto, mi ateísmo guarda más relación con el defendido por ciertos filósofos de la Ilustración, como el Barón D’Holbach por ejemplo, que el que pueda derivarse desde planteamientos psicológicos y sociológicos. De todo ello doy buena cuenta en mi blog "La Sombra de Chárvaka" donde desarrollo ampliamente el tema, especialmente en mi polémico artículo "La nociva droga de la fe", que ya vio la luz en el nº 59 de la revista virtual "El Ojo Crítico".
Cuando por fin me dije que ya era hora de definirme ateo, pues llevaba años pensando como tal, actué consecuentemente, primero realizando mi apostasía de forma oficial, siéndome concedida por el Obispado de mi ciudad en mayo de 2008, tras meses de papeleos. Y segundo, confesándolo abiertamente y con total libertad, máxime tras ver la intolerancia de los creyentes cuando el biólogo y ateo Richard Dawkins promocionó la campaña de los buses ateos. Ahí me dije que los ateos teníamos ya que defender nuestra postura sin temor al qué dirán, y más en un estado aconfesional como España, tan impregnado aún de referentes católicos a causa de su pasado histórico. Fruto de esa motivación fue crear mi propio blog ateísta. Y al que no le guste mi forma de pensar, pues ya sabe lo que tiene que hacer: no leerme y encomendarse a su Dios imaginario para que le libre de "almas condenadas" como la mía. Como bien sabemos, amiga Mirta, creer es más fácil que pensar, por eso hay tantos creyentes…
- ¿Cómo es el escepticismo que practicas?
- Sigo fielmente el axioma del desaparecido ufólogo francés Aimé Michel: "Tener la mente abierta, estudiarlo todo y no creer en nada". El escepticismo que practico no tiene nada que ver con ese escepticismo militante radical que defienden ciertos grupos anti-paranormal como el que existe en España, con cuya línea sectaria y difamatoria no me identifico lo más mínimo. Escéptico es aquél que duda, no el que niega lo paranormal a priori. Yo defiendo la parapsicología seria, científica, la que desde Rhine se ha realizado en laboratorios, bajo un prisma experimental. Lo mismo que digo una cosa, digo otra: estoy convencido de la realidad de la ESP (Percepción Extrasensorial). Creo que se han acumulado suficientes evidencias para defender que, bajo determinadas circunstancias, se pueden producir fenómenos como la telepatía, la clarividencia o la precognición. Yo he recogido testimonios de primera mano que me merecen total credibilidad. Y no hay que hurgar en teorías animistas para explicar esos extraordinarios fenómenos. Así pues, los hechos no los niego. Cuestiono, eso sí, la interpretación que dan ciertos parapsicólogos de tendencia trascendentalista. Si es una cualidad especial del psiquismo humano, la neurociencia tendrá algún día la última palabra. Recordemos, además, que la parapsicología fue aceptada como disciplina científica en 1969, cuando la "Parapsychological Association" fue admitida en el seno de la "Asociación Americana para el Avance de las Ciencias", gracias al apoyo de una gran mujer: la antropóloga Margaret Mead. Al cumplirse el pasado año el 40º aniversario de esa fecha, escribí un amplio dossier para la revista "Más Allá de la Ciencia" donde daba cumplida cuenta de los éxitos y fracasos de la investigación parapsicológica en estas cuatro décadas. Por cierto, para dicho reportaje entrevisté a un gran parapsicólogo que tenéis en Argentina, el amigo Alejandro Parra, cuyo Instituto de Psicología Paranormal es todo un ejemplo de seriedad y rigor.
Creo, Mirta, que la parapsicología tiene que seguir adelante en su ardua y poco reconocida labor, esquivando obstáculos, pero necesita el apoyo de la ciencia, no su rechazo. Afortunadamente, hay físicos como el premio Nobel Brian Josephson que se están interesando por lo paranormal, a raíz de sus incursiones en el no menos anómalo mundo de las partículas subatómicas, que como sabemos no se rigen por leyes causales sino probabilísticas. Pero ya sabes que personas como él, o como el biólogo Rupert Sheldrake que también estudia la ESP, son rechazados por la comunidad científica. Mientras no cambie el paradigma vigente, la parapsicología seguirá siendo muy cuestionada por el establishment científico.
En fin, lo único que te puedo decir es que quien practica un sano escepticismo, como es mi caso, seguirá amando el misterio, navegando en sus aguas por muy turbias que estén y llevándose bien con la gente del mundillo. Los detractores son los que no aman el misterio. Al contrario, lo desprecian. Se mofan de los investigadores y de los testigos. Así pues, es importante diferenciar al escéptico del detractor. Pero hay que decir también que amar el misterio no significa caer en la credulidad. Hay que erradicar la superchería. Es la duda la que debe guiar a todo buen buscador de la verdad. Y si por el camino nos encontramos con respuestas que no esperábamos, si verdaderamente somos honestos, debemos aceptarlas y dejar a un lado nuestros prejuicios, por mucho que nos cueste. Muchas de las ideas y creencias que yo sostenía hace años se han ido quedando por el camino. Si me he vuelto escéptico en ciertos asuntos no es por gusto, sino porque forma parte de mi evolución intelectual y del proceso desmitificador que he considerado oportuno realizar, para separar la paja del trigo. Si no actuásemos así ante fenómenos tan escurridizos como los que estudia la parapsicología, poco avanzaremos. Entonces no estaríamos en disposición de exigir a los hombres de ciencia que se interesen por una disciplina que ni nosotros respetamos.
- ¿A qué escéptico admiras o tienes por referente o simplemente lees?
- En España admiro, tengo por referente y leo a Gonzalo Puente Ojea. Me parece uno de los pensadores más brillantes que tenemos. De una erudición y de una solidez argumental impresionantes. Libros como "El mito del alma", "Vivir en la realidad" o "Elogios del ateísmo" son extraordinarios. Aunque se ha centrado sobre todo en el estudio crítico de las religiones, siguiendo fielmente la línea estructurada por el brillante antropólogo Edward B. Tylor, artífice de la teoría animista para explicar el origen del sentimiento religioso en el humano primitivo, sus fundamentos filosóficos y científicos, así como su irrebatible deconstrucción de la falacia animista, sirven perfectamente para aplicarlos a los erróneos sistemas de creencias que parten de los presupuestos paranormales y ufológicos, cuyos hechos pueden deberse a muchas causas, pero no necesariamente a causas que se hallen en otro nivel ontológico. Es una falacia afirmar que los fenómenos psi demuestran la existencia del alma humana. Seguimos aferrados a ese trasnochado y ficticio dualismo alma-cuerpo, propio del pensamiento animista. Reconozco que es una lectura muy densa, demasiado compleja y, por tanto, no destinada a un público profano en tales materias, pero bien merece la pena aproximarse a la obra de Puente Ojea. Luego ya daría el salto a especialistas extranjeros. Mis autores escépticos favoritos son: Richard Dawkins, Robert Sheaffer, Carl Sagan, Michael Shermer, Sam Harris, Daniel C. Dennett, Wendy Kaminer, Martin Gardner, Wiktor Stoczkowski… A la mayoría de estudiosos del misterio muchos de estos autores ni les sonarán. Es lamentable que sólo conozcan la literatura crédula, la que añade más misterio a los misterios, y no la escéptica, la que trata de resolverlos a la luz de la razón, desde un prisma científico. Todavía hay muchos ilusos leyendo a Däniken y a otros fabuladores similares a estas alturas del siglo XXI. Así andamos…
- ¿Es más fácil creer o descreer?
- Sin duda alguna, creer. Es de las primeras cosas que se nos inculca en nuestra infancia. Se nos adoctrina en edades tempranas porque somos más vulnerables. Nos hablan de Dios, de los ángeles, del cielo, del infierno y de los milagros con una naturalidad pasmosa. No nos potencian a pensar, sino a creer. Rezamos de forma automática sin saber muy bien qué decimos y si alguien nos escucha. Incluso se nos bautiza sin esperar a que tengamos uso de razón para tomar una decisión propia. Simplemente es algo que marca la sociedad, es una cuestión considerada sagrada y, por tanto, no puede cuestionarse. Aunque las sociedades modernas, al menos en occidente, se han secularizado, las tradiciones religiosas siguen ejerciendo una poderosa influencia en el sujeto desde que es pequeño, en el seno de su familia. Luego resulta difícil desprenderse de esos malos hábitos adquiridos. Y van transmitiéndose de una generación a otra. No me extraña que Dawkins hable de "memes religiosos". Incluso hay mucha gente creyente con una buena formación cultural. Aún así, jamás se han parado a replantearse si sus creencias religiosas tienen algún fundamento. Sigue la tendencia general y se deja llevar. Por eso, los ateos somos observados como "bichos raros", aún hoy, cuando ni los propios creyentes son consecuentes con su fe, pues muy pocos siguen los preceptos marcados por su religión. Viven como ateos, ¡pero quieren seguir afirmando que son creyentes! Supongo que por guardar la esperanza en una vida eterna… Hasta ese punto actúa esa droga llamada "fe", que hace perder totalmente el sentido común. Como bien decía Nietzsche: "el último cristiano murió en la cruz"… Conozco a pocos creyentes que realmente sean buenas personas por culpa de su religión. Si son buenas personas, lo serían también si fuesen ateos. Uno no se convierte en peor persona por dejar de creer en Dios, como algún ingenuo piensa todavía. La moral no nace de la religión. En cambio, hay buenas personas que su religión las convierte en criminales. Les hace ver el mundo dividido entre fieles e infieles, entre personas que siguen a Dios y personas que siguen al diablo. Con esas peligrosas ideas en la mente, es muy fácil cometer cualquier atrocidad. Recordemos lo que pasó el 11-S, por ejemplo. Estoy seguro que los terroristas suicidas que matan en nombre de Dios no habrían asesinado si la fe ciega no hubiese castrado su mente racional. Por eso no creo que la Biblia o el Corán sean libros adecuados para dejar al alcance de un niño… Llegar al ateísmo requiere, por tanto, un gran esfuerzo intelectual, una independencia mental y una profunda reflexión sobre las ideas y creencias que heredamos culturalmente. Y pocos se atreven a dar ese crucial paso en sus vidas.
- Aún así, ¿has sentido alguna vez nostalgia de creer en algo?
- Me gustaría creer en la bondad del ser humano, te juro que lo intento, pero cada vez me cuesta más. Pero bueno, si te refieres a algo sobrenatural, la verdad es que no. Ya creí en su día en muchas cuestiones esotéricas, espiritistas, en la vida post-mortem, en el alma, en la reencarnación… Pero todo eso, como te digo, se fue perdiendo por el camino y ahora me desplazo con más soltura, sin tanto peso sobre las espaldas. Dice el filósofo ateo André Comte-Sponville: "¡Qué libertad! Desde que soy ateo, tengo la sensación de que vivo mejor: más lúcidamente, más libremente, más intensamente". Eso mismo me ocurre a mí. Hoy, me preocupan más las cosas de este mundo, con sus virtudes y sus miserias. Me interesa el ser humano, no los hipotéticos seres de otros mundos, ya sean físicos o etéreos. Sé que no hay vida más allá de la muerte. Te aseguro que se vive mejor sin creencias y asumiendo nuestra finitud. Vivo más el aquí y el ahora porque sé que esta vida es la única oportunidad que tengo. Siento, eso sí, no haber pensado de este modo hace muchos años, pues así hubiera abandonado mucho antes las absurdas creencias que defendí en su momento y que me distraían de muchas otras cuestiones más fascinantes dentro del estudio de los enigmas, pero bueno, son etapas en la vida y todo sirve en algún momento de algo. Lo malo es irte a la tumba con las mismas supersticiones, creencias e ideas irracionales que adquieres en la infancia y en la adolescencia.
- Soy consciente que te voy a hacer una pregunta difícil, que la mayoría de gente evade contestar ya sea fingiendo total satisfacción o acudiendo a respuestas elípticas o asépticas, aquí va: ¿la vida te ha dejado medianamente satisfecho o te gustaría que algo en tu pasado hubiera sido diferente?
- Una sola cosa me gustaría que no hubiera ocurrido en mi pasado: la muerte tan trágica de mi madre cuando tenía 48 años. Precisamente hacemos esta entrevista un 1º de marzo, cuando se cumple exactamente 24 años de su muerte. Aquello fue una tragedia para mi familia. Afortunadamente, lo superamos con el paso del tiempo. Por lo demás, la vida me ha dejado muy satisfecho. No suelo quejarme, máxime viendo lo mal que lo pasan tantísimos seres humanos que no tienen nada que llevarse a la boca, que viven en medio de conflictos bélicos o que han sido víctimas de catástrofes naturales. Viendo tragedias como las ocurridas en Haití o en Chile, jamás me atrevería a decir que la vida no me ha dejado satisfecho. Por otro lado, soy un defensor acérrimo de las libertades y, en ese sentido, he hecho lo que he querido sin dar cuentas a nadie. He disfrutado de la vida con moderación, mi único vicio ha sido la lectura (jamás he fumado ni he bebido alcohol, lo cual celebro), tengo buena salud, tengo una familia estupenda, por mi vida se han cruzado mujeres extraordinarias -aunque se han quejado siempre del tiempo que dedico a estos temas-, tengo buenos amigos con los que comparto mis inquietudes -en eso del ateísmo, sin embargo, me encuentro más bien solo- y me he dedicado a lo que me apasiona. El haberme interesado por los enigmas me ha enriquecido mucho mi vida a nivel intelectual y humano. He podido entablar amistad con eminentes investigadores del mundo del misterio como Jiménez del Oso o Antonio Ribera, que ya no están entre nosotros. Y con gente del campo de la ciencia, como el reputado astrofísico Juan Pérez Mercader, todo un sabio. ¿Cómo puedo quejarme, amiga Mirta?...
- Tu libro "El negocio de la Virgen", ¿te ha dado satisfacciones?...
- Muchas. En principio, porque nunca pensé que sería capaz de escribir un libro, a pesar de tantísimos artículos que escribo. Eso era impensable para mí, hasta que me puse y lo hice. Otra de las satisfacciones es que me lo publicó Jiménez del Oso en una colección de libros dirigida por él. El prólogo fue suyo además. Y otra enorme satisfacción es que el libro haya servido a tanta gente para darse cuenta de las tramas económicas y sectarias que se esconden detrás de las apariciones marianas. Si mis investigaciones han valido para advertir a la gente del peligro que subyace detrás de estos aparentemente inofensivos movimientos de piedad popular, me doy por satisfecho. Sé que el libro ha molestado a ciertas personas vinculadas con la Iglesia y con el mundo mariano con los que me unía cierta amistad, pero lo lamento mucho, son los resultados de mis investigaciones y lo que plasmo ahí es lo que he descubierto. Digo como Aristóteles: "Soy amigo de Platón, pero más amigo de la verdad". Contra los hechos no valen argumentos. Hay creyentes que aunque le pongas delante las pruebas del fraude, no querrán admitirlas jamás. Prefieren seguir anteponiendo la fe a la razón. Lo siento por ellos. Sin embargo, he recibido cartas de muchos creyentes, personas de profunda fe cristiana, agradeciéndome el haber escrito ese libro, pues creían que todo lo que se mueve en torno a las apariciones marianas era auténtico. Casi todo lo que se escribe sobre las apariciones de la Virgen se hace desde una óptica piadosa. Así pues, mi libro tiene la peculiaridad de haberse hecho desde una vertiente periodística, de investigación "in situ", de estar entre los videntes y los promotores del movimiento aparicionista, de entrevistar a los implicados. Sacar a la luz lo que se esconde detrás de esos grupos integristas, exponer las diversas hipótesis para explicar los supuestos milagros y revelar datos inéditos de los casos aparicionistas más importantes de todo el mundo, supone un arduo trabajo, pero muy gratificante a la vez. Y la verdad es que mi libro ha tenido una gran acogida. Hace seis años que se publicó y aún recibo emails de gente que lo sigue leyendo y asombrándose de todo lo que ahí revelo.
- Para terminar, ¿qué te sugieren los siguientes nombres?:
- Carl Jung: un importantísimo faro en mi particular recorrido por el misterio. Y no fue ateo precisamente. Tras leer a Jung, para mí el tema OVNI ya no volvió a ser el que era. Ni yo tampoco…
- Carl Sagan: otro importante faro en mi interés por la ciencia y el pensamiento escéptico. No leer su obra póstuma "El mundo y sus demonios" es imperdonable.
- Jiménez del Oso: los enigmas sin él no hubiesen sido lo mismo. A todos nos fascinó su programa "Más Allá". Marcó una época. Le agradeceré siempre toda la confianza que depositó en mí, como corresponsal de sus revistas.
- Ignacio Darnaude: maestro, filósofo, amigo, confidente… Una de las mejores personas que he conocido en mi vida, por no decir la mejor. Sí, es la mejor, porque encima no me reprocha mi ateísmo. Él, que tanto ha escrito sobre la Causa Primera.
- Raúl Ortega Librero: hermano del alma. Aunque discrepemos en ciertos puntos, sabe que recorremos el mismo camino. Rara vez pasa más de una semana sin que nos reunamos para hablar de lo humano, de lo junguiano y… de las mujeres. Y últimamente también de la música, pues otra vez está tocando la batería.
- Manuel Carballal: no sé si está loco, pero es el investigador más atrevido, valiente y tenaz que conozco. Nos une una buena amistad desde hace un montón de años, a pesar de la distancia. Le tengo una profunda admiración.
- Conocimiento: es lo que más me satisface en la vida. Es mi constante búsqueda.
- Ateísmo: mi actual filosofía de vida. Fuera fideísmos. Y no pienso cambiar mientras Dios no se me manifieste para decirme que estoy equivocado, jaja.
- Escepticismo: tan necesario como seguir la acertada máxima de Kant: "Ten el valor de servirte de tu propia razón". Razón y escepticismo van unidos.
- Tánatos: despedida y cierre. Ahí se termina para siempre jamás esta maravillosa experiencia que es la vida. Aprovechémosla sabiamente. No hay otra oportunidad.